Cultivos en forma vertical
Cultivos en forma vertical Diseñar un huerto con cultivos en una forma vertical permite aprovechar el espacio de la mejor manera, además de ser una forma original, estética y práctica para obtener frutas y hortalizas.
Los cultivos en forma vertical son una tendencia emergente en la agricultura moderna, con el objetivo de maximizar el uso de los espacios pequeños y aprovechar la luz solar. Esta técnica permite reducir el uso de agua y fertilizantes hasta en un 50%, además de reducir el riesgo de plagas y enfermedades, y aumentar la resistencia al cambio climático. La agricultura vertical se basa en el uso de los espacios interiores y/o exteriores con estructuras modulares, que permiten una producción a gran escala. Esta técnica es ideal para establecimientos pequeños, en los cuales la producción es limitada por el tamaño del terreno. Las estructuras verticales pueden ser construidas con una gran variedad de materiales como plásticos, metales, vidrio o incluso madera. Estas estructuras permiten colocar varios cultivos en un mismo espacio, evitando así el uso de pesticidas y disminuyendo la cantidad de agua necesaria para el riego de los cultivos. Esta técnica también permite una mejor distribución de la luz solar, reduciendo la necesidad de luz artificial, lo cual reduce el costo de producción. Además, el uso de la agricultura vertical contribuye a reducir el impacto ambiental al reducir el uso de combustibles fósiles, ya que se elimina el uso de equipos de traslado de productos. La agricultura vertical también permite la producción de alimentos más sanos, ya que la producción se realiza cerca de la fuente de consumo, permitiendo a los productores ahorrar en los costos de transporte. Esta técnica también permite una mayor diversidad de cultivos, lo cual lleva a una mayor variedad de productos y variedades de alimentos. Por último, los cultivos en forma vertical contribuyen a reducir el impacto de la agricultura en el medioambiente, ya que los productores tienen una mayor eficiencia en el uso de agua y fertilizantes. Esta técnica permite a los agricultores producir alimentos de manera sostenible, sin comprometer el medio ambiente.